Una renuncia y una vendetta
Renunció el juez Jorge Ballestero, quien formaba parte de la Sala I de la Cámara Federal, presionado tras el falló que excarceló a Cristóbal López. El gobierno se llevó puestos a todos los jueces que lo incomodaban en esa Cámara.
miércoles, 9-mayo-2018

Luego del fallo de la Cámara Federal porteña que le concedió la excarcelación a Cristóbal López, el gobierno termino de atropellar a los jueces ‘no deseados’ de la Cámara Federal porteña. La renuncia de Ballestero se da luego de que el propio juez pidiera una licencia de 20 días. El escrito no contiene demasiadas explicaciones y sólo indica que la renuncia se hará efectiva a partir del 1° de junio.
Ballestero es integrante de la Sala I de la Cámara Federal y junto a Eduardo Farah fueron los que firmaron el fallo que le concedió la excarcelación. Hoy, Eduardo Farah ya tiene aprobado el pedido de traslado al fuero Penal Económico por parte del Consejo de la Magistratura y sólo falta la firma de Macri. El propio juez pidió el traslado, por los mismos motivos por los que renunció Ballestero: la presión judicial y mediática del gobierno se volvió insoportable.
En la Cámara Federal, un lugar clave del poder en Comodoro Py, sólo quedan dos jueces: Martín Irurzun, ideólogo de las prisiones preventivas “express” (aplicadas sólo a opositores, obviamente), y Leopoldo Bruglia, absolutamente afín al macrismo (el que votó en contra de excarcelar a Cristóbal López).
El gobierno, que declama republicanismo, respeto por la división de poderes y dice garantizar la independencia de la Justicia, ya se cargó a jueces opositores, como Norberto Oyarbide –renunció-, Eduardo Freiler –destituido por juicio político-, Eduardo Farah –pidió traslado al fuero Penal Económico- y quien acaba de presentar su renuncia, Jorge Ballestero. Todos ellos fueron parte del procesamiento del presidente Mauricio Macri en su causa más espinosa previo a la presidencia: las escuchas ilegales.