Usar o no usar barbijo, esa es la cuestión

El fin de la obligatoriedad del barbijo al aire libre anunciado por el gobierno nacional no será implementado por todas las provincias. Para el infectólogo Ricardo Lamberghini, la medida es apresurada y tendrá un peso simbólico muy importante en la continuidad de los cuidados. En cambio, el biólogo molecular Ernesto Resnik respaldó la decisión teniendo en cuenta la baja de casos y la exitosa campaña de vacunación.

 miércoles, 22-septiembre-2021

El gobierno nacional flexibilizó el uso del barbijo al aire libre. La medida generó suspicacias por el momento político y precaución entre los especialistas.


Dar en el blanco con las medidas sanitarias ha sido, hasta ahora, el gran desafío que enfrentaron los gobiernos de todo el mundo al momento de combatir el avance de la pandemia.

Frente a una baja sostenida de contagios y el avance de la vacunación en Argentina -64,19% con una dosis y 45,34% con dos dosis – el gobierno nacional anunció una serie de flexibilizaciones entre las cuales está el fin de la obligatoriedad del uso del barbijo al aire libre, siempre y cuando la circulación se realice de manera individual o en burbuja.

La disposición provocó el alerta en sectores opositores a la gestión de Alberto Fernández – muchos de los cuales militaron en contra de las medidas de cuidado – la resistencia de algunas provincias como Córdoba; y la cautela entre muchos especialistas que temen nuevos brotes ante la circulación de la variante Delta, la presencialidad escolar y el resto de las aperturas anunciadas.

“Nos acostamos el domingo a la noche en pandemia con un mensaje de ‘sigamos cuidándonos, la pandemia no pasó’, y nos levantamos al día siguiente con un mensaje diferente, por lo menos en los titulares”, diagnosticó Ricardo Lamberghini.

En diálogo con Nada del Otro Mundo, el infectólogo defendió la eficacia del uso del barbijo para prevenir la enfermedad del covid y recordó que países como Israel y algunos estados de EEUU debieron dar marcha atrás con esa flexibilización por el brutal aumento de contagios que provocó la variante Delta.

“La liberación indiscriminada del barbijo no me parece una medida, por su valor real y simbólico, que sirva en este momento todavía con inminencia de Delta y sin saber qué va a pasar con ella”, opinó. “¿Por qué no ser un poco más pausados y seguir cuidándonos? No podemos volver al 2019 ya”, agregó. “Las medidas están impregnadas de cierto tufillo político y creo que esto va a generar muchas repercusiones”, asestó.



Con una mirada diferente, el biólogo molecular Ernesto Resnik respaldó la decisión del gobierno nacional con relación a relajar el uso del tapabocas al aire libre y cuando no existan aglomeraciones.

“Los anuncios me parecen perfectos por el momento que está atravesando Argentina”, aseguró durante una entrevista con NDOM. “La vacunación argentina en los últimos dos meses ha sido excelente. Hoy la mayoría de la población – sobre todo los grupos de riesgos – está muy protegida. Con lo cual, las medidas tienen sentido”, señaló.

Si bien el inmunólogo residente en Estados Unidos reconoció que puede haber una gran diseminación de la variante Delta en las escuelas, consideró que va a ser cada vez menor con la inmunización de les niñes y adolescentes. “Estamos en una nueva etapa de la pandemia en todo el mundo. No creo que vayan a aparecer brotes o variantes más fuertes en el futuro y, en ese caso, haremos lo que tenemos que hacer”, reflexionó.

Puntualmente, respecto de Argentina, calificó la situación como de “vigilancia” y apeló a la responsabilidad social. “Cuando estás con gente, podes seguir usando el barbijo y tomar distanciamiento. ¿Por qué no seguir tomando algunas de las medidas?”, apuntó.



Por su parte, el bioinformático Rodrigo Quiroga aconsejó relajar “gradualmente” las restricciones y sostener los cuidados para no tener que dar marcha atrás. Recordó lo mal que le fue a algunos países que abandonaron totalmente el uso del barbijo y llamó a seguir usándolo, “especialmente puertas adentro”.